26 mayo, 2008

Viaje de vuelta

Hace poco más de una semana que he aterrizado en San Sebastián y la verdad que todo sigue practicamente igual a como lo dejé.

El viaje de vuelta fue un poco duro. Practicamente el 100% de los vuelos comerciales de Norte América a Europa se realizan por la noche para compensar el cambio horario. Este cambio supone una diferencia horaria mínima de 5-6 horas. A su vez, el tiempo mínimo que necesitas para cruzar el charco desde la parte más Este de dicho continente oscila entre 6 y 7 horas.

Para que os hagáis una idea. Mi vuelo salía a las 20:00 horas de un miércoles hora local en Montréal. La duración estimada del vuelo era de 7 horas. Es decir; para mi cuerpo, llegaba a París a las 3 de la mañana (hora local canadiense). Pero a esta hora, hay que añadirle la diferencia horaria que hay entre Montreal y París. En este caso 6 horas. Es decir. Llegué a las 9 de la mañana (hora local en París, Madrid, etc..). De ahí viene el famoso jet lag que te afecta sobre todo a la vuelta de Norte América a Europa trasnochando durante unos cuantos días hasta que tu cuerpo se vuelva a acostumbrar.

Por desgracia para mí, no soy capaz de dormir por las noches en un medio de transporte (avión, tren y autobús). No es la primera vez que hago un viaje de noche y la experiencia me dice que no. El viaje de vuelta se presentaba incómodo. Todo esto no sólo provoca el simple hecho de no descansar, sino que además cuando no duermo suelo estar de muy mala host**.

Mis amigos me animaron a que me tomara un Orfidal o algo parecido. Ellos lo usaban para dormir en los viajes y decían que funcionaba perfectamente. En cuanto me enteré que alguien tenía ese "medicamento" inmediatamente me puse en contacto con él y le pedí que me cediera uno. Me recomendaron que me lo comiese una hora antes de volar y así hice. La verdad que fue una sensación bastante buena en un principio pero que con la cena yo creo que se me pasó el efecto. Sí que dormí algo (los asientos eran bastante cómodos) pero no de la forma que decían mis amigos que te comías uno de esos y ni te enterabas.


En fin. A las 9 de la mañana, hora local en París aterricé. En busca de mi equipage y con unas 5 horas mal dormidas a mis espaldas me dirigí al "Baggage claim". La verdad que estaba bastante nervioso debido a que el aeropuerto de París es bastante famoso por su pérdida de equipaje. Es un aeropuerto enorme y bastante viejo (tiene sus partes renovadas también). Durante unos minutos lo pasé bastante mal. No paraban de salir maletas y maletas, la gente iba desapareciendo poco a poco y yo seguía sin ver ninguna. Todo, hasta que de repente allí estaban. En mi vida pensé que podía alegrarme tanto por ver una maleta. Para los que no se acuerdan, según llegué a Montreal, parte de mi equipaje se perdió en París..

Debido a que cambié el viaje de vuelta a otra fecha, mi vuelo París-Biarritz dentro de la misma tarifa que yo tenía en su día (cuando haces un cambio de vuelo, pagas una sanción, 100€ en mi caso y debe ser con las mismas tarifas y condiciones). En este caso, mi vuelo salía las 17:30 de la tarde y desde otro aeropuerto parisino; Orly.. Como comprenderéis, no me apetecía mucho esperar tantas horas (8 horas y media) en un aeropuerto para coger un avión que tardaría unos 40 minutos en hacer su trayecto. Decidí comprarme un billete de TGV. Entre una cosa y otra, llegaba más o menos a la misma hora pero prefería estar en camino, dentro de un tren sabiendo que cada minuto que pasa es un paso menos hacia mi casa y con la tranquilidad de poder dormir sin riesgos de robo o pérdida de equipaje. Conseguí dormir 3 horitas en el TGV y se me hizo bastante corto el viaje.




El abrazo con mis padres os podéis imaginar cómo fue..De allí tenía preparada ya una cena con unos amigos, al día siguiente otra y al siguiente otra..así hasta hoy como quien dice..

14 mayo, 2008

La despedida

Esto se acabó. Aquí estoy en el escritorio de mi cuarto nervioso y tranquilo a la vez. Triste y alegre.

Me quedan menos de 3 horas. 180 minutos para abandonar el que fue mi hogar, mi gente, mis sueños, mis estudios, mis resacas, mis buenas noticias, mis momentos a solas..

Os escribo mientras contemplo por última vez esas maravillosas flores violetas que veo desde mi ventana. Esa casa habitada por judíos a la izquierda que cada domingo desde que empezó la primavera se juntaban con sus atuendos típicos de todo judío ortodoxo. Al fondo la esquina donde estaba ese niño siempre vendiendo limonada cada día festivo. A mi derecha la terraza de mi compañero Loïc. Ya abandonada desde hace una semana.

Ya no oigo a Drhuv, el indú, cantar y despertarme por sus gritos, muy bellos por cierto, con una típica canción de su grupo favorito, el mío también, Pearl Jam. Ya no salgo de casa y me despido de Greg en el salón, siempre fiel a los partidos de Hockey de los Canadiens o viendo de lo que echan en la tele.

Ya no aparece Loïc el belga invitándome a cenar burritos esta noche en compañía de todos y diciéndome que después del partido de los Canadiens y de las cervezas y los burritos jugaremos un campeonato de Poker.

2921. Así es el apartamento en el que vivo y en el que dentro de unas horas podré decir que vivía. Mi portátil siente la tristeza también de sentir que ese escritorio, amplio, negro y de madera no va a volver a servir de base..

Con una lágrima en el ojo a la vez que una sonrisa puesta por todo lo que he vivido, todo lo que he conocido, todo lo que he sentido y soñado. Todas las visitas que he recibido y sobre todo el cariño de la gente. De mi gente de Donosti y otras partes del mundo. A pesar de estar a más de 8000 km han hecho que cada día de mi estancia "fuera" de la que era, y volverá a ser mi casa, haya sido como una simple conversación de teléfono llenas de alegría y aventuras.

Gracias Montreal por acogerme con ese cariño, con ese frío, con esa preciosa, rápida y sobre todo intensa primavera que me regalaste por mi cumpleaños. Esas flores, esa gente tocando tambores, esos músicos callejeros, artistas, pintores, taxistas, empresarios, etc.. personas.

Gracias por despedirme hoy día 14 de mayo con sol radiante, brisa marina, 20 grados de temperatura y tus amaneceres tempraneros..

Je me souviens Montréal.

Merci à tous

Alex

09 mayo, 2008

Va por vosotros

Ania, Begoña, Jokin, Oscar y Pablo. Sin lugar a duda han (habéis) sido las personas más especiales de todo este viaje y con las que más he compartido todo esos momentos que os he intentado describir de la mejor forma posible a lo largo de estas 19 semanas.

No es la primera vez que comento que en un principio no pensaba que la compañía fuese tan importante. A día de hoy no sólo digo e insisto que la compañía en mi caso lo ha marcado todo, sino que encima me siento muy afortunado de haber coincidido por mera casualidad con estas maravillosas personas y haber podido compartir todos esos grandes momentos.

Oscar ha sido como el hermano que nunca tuve. Un apoyo constante en todo. Estar a su lado me daba mucha seguridad y confianza. Tenía un dominio muy bueno del francés, estábamos juntos en muchas clases y los primeros días se me hicieron muy duros porque apenas entendía el acento. Tengo mucho que agradecerle. Además, vivíamos a 5 minutos uno del otro por lo que estábamos los dos constantemente el uno en casa del otro (cenando, viendo pelis, hockey, estudiando, etc..) Una gran persona, para mí, es ya un gran amigo y le agradezco eternamente todo lo que me ha aportado y todo lo que he aprendido junto a él y con él. Con todo esto que os cuento, quizás podéis entender a grandes rasgos por qué ha sido elegido el mejor alumno de todo el intercambio.

Ania, siempre sonriente, contenta, activa, deportista, buena cocinera (esas tortillas! Las voy a echar de menos..), con ganas de hacer cosas y vivir nuevas experiencias, viajar y siempre un SI por respuesta. Así da gusto. Todavía recuerdo cuando preocupada me vino diciéndome. Oye Alex, que me he dado cuenta, que soy la única chica que va a Hawaii. Igual era un plan de chicos y no sé, no pinto mucho. Sin dudarlo le contesté de forma vacilante y la sonrisa puesta diciéndole que no queríamos que viniese pero que no era plan de decirle nada. Seguidamente le dije que se dejara de tonterías y que estábamos encantados de que viniese y que daba igual que sea chica y que para nada era un viaje de chicos, era un viaje de amigos. Qué gran viaje por cierto..

Jokin. Cual relaciones públicas, de ideas claras, siempre abierto, encantador, serio, currante, discreto, sincero, educado, caballero y demás adjetivos buenos que podrían seguir describiendo a esta bella persona. Una gran incorporación de última hora. A Jokin en el último momento, cuando ya tenía su plaza asignada para Niza, la universidad francesa le puso muchas pegas y barreras que le obligaron a tener que cambiar de destino. Le ofrecieron una plaza en Montreal y en cuanto lo supe le llamé para persuadirle y animarle a que se viniera con nosotros. Que iba a ser una aventura increíble. Así lo hizo, ya tenía la decisión tomada y era Montreal. Un gran fichaje que ha dado el toque humorístico, elegante y tranquilo a esta experiencia.

Begoña. Siempre sonriente, nerviosa, tímida en ocasiones, sensible, empática, cariñosa, etc.. Esta madrileña encantadora fue una de las grandes personas que se nos unió al grupo y que damos todos gracias que así fuera. Con la experiencia de llevar ya 6 meses en Montreal, las ganas de conocer a gente nueva y relacionarse. Un placer conocerte. Nos vemos en Madrid. Bueno no. Mejor en San Sebastián, que es más bonito le dije el día de mi despedida con la sonrisa pícara puesta.

Pablo. Amable, acogedor, dispuesto, alegre, con ganas de pasarlo bien y difsrutar, amante de la informática y temas relacionados, organizado, responsable y siempre preparado para apuntarse a todo lo que surgiese. Animador de quedadas en el parque, paseos, cenas, comidas y cervezas en su casa. En ocasiones copas, partidos de Hockey, apuestas, películas, en definitiva, ocio. Una persona con la que nunca te aburres y siempre tienes algo de qué hablar. Otro gran amigo que me llevo de este intercambio y al que espero ver pronto.
A todos vosotros

GRACIAS,

Je me souviens..

¿Por qué Montreal?

Todavía recuerdo los días previos a la elección del destino. Estaba dispuesto a irme sólo y consideraba que la compañía no era del todo importante. No debía elegir el destino en función de mis amistades, sino en función de mis deseos y pretensiones perso-profesionales. Así lo hice.
No sé si les he contado la historia. Desde que empecé la universidad, ya sabía que el intercambio llegaría algún día, o al menos lo esperaba (risas) porque por desgracia unos cuantos se han quedado por el camino y otros abandonaron. Desde el momento que me enteré que Montreal figuraba como destino y era posible ir en francés, sin lugar a duda era mi máxima preferencia. No sabía por qué.

Había oído cosas buenas de Canadá, de esa ciudad, pero no me pregunten por qué, algo tenía esa ciudad que me llamó la atención desde el primer momento.

En mi universidad, la elección de destinos se realiza de la siguiente forma. Semanas antes de la elección se publica un ranking realizado con las variables notas y nº convocatorias de los 3 primeros cursos de la cual se extrae una media. En función de esa media, y por supuesto, de mayor a menor, se publica el ranking.

Cada destino tiene una serie de características y requerimientos que son necesarios cumplir. Hablo de títulos de idiomas. Si cumples con todos los requerimientos, y hay plaza en el momento de tu elección, el destino es tuyo. Hay dos turnos de elección; un día la primera mitad. Una semana más tarde la segunda mitad.

En mi caso, Montreal era mi preferencia. Había 4 plazas y mi posición era media. A simple vista parecía asequible el destino pero no fue así. 7 compañeros que estaban delante de mí en el ranking estaban interesados en ir de intercambio a Montreal por lo que en ese momento, me di cuenta de que tenía que ir pensando en otro destino porque las posibilidades eran casi matemáticamente imposibles. De 7 personas, 4 tenían que fallar para que yo pudiese ir. Añadiendo claro está, que otras personas que en un principio no estaban interesadas, pero que igual su primera preferencia estaba completa, optaran por ir a Montreal.

Mis conocimientos en inglés no eran excesivamente buenos, cosa que el francés se me daba bien. Tenía varias opciones. Ir a un país de habla francesa, ir a un país de habla hispana o quedarme en San Sebastián. Por supuesto, la tercera opción la anulé desde el primer momento. Hay que aprovechar esta oportunidad. Por lo que en primer lugar quería mejorar mi nivel de francés y entre los destinos más apetecibles eran París y Lille. La verdad que no lo tenía claro. Como mi posición en el ranking era justo el primero de la segunda mitad, tenía tiempo más tiempo para pensar, incluso soñar (de forma ilusa) con la posibilidad de que quedara alguna plaza disponible para mi sueño; Montreal.

Aquella tarde de primeras elecciones estaba haciendo un trabajo en la preciosa y ya derribada “Villa-Nazaret” situada en Miraconcha donde “mal”-vivían nuestras compañeras de clase que estaban de intercambio en San Sebastián. Mi compañero y gran amigo; Iñigo, llamó nervioso a otro compañero y amigo; Julen con el que quería ir de intercambio para saber cómo iban las elecciones y si estaba o no disponible una plaza para él. Interesado le comenté que le preguntara haber como iba Montréal (como quien pregunta algo sabiendo de antemano la respuesta; Está completo). Iñigo con una mirada intensa y sonriente y sabiendo lo que significaba para mí, me dijo que quedan 5 personas por elegir y quedan dos plazas disponibles. Os podéis imaginar el subidón que me entró en ese momento. Hice cálculos y sólo podían optar a esa plaza 2 personas de 5, de las cuales, una era Oscar y la otra Joël el cuál tenía muy claro que se quería ir a Holanda por lo que tenía una plaza disponible para mí.

Seguí los últimos minutos de elección en conversación con Oscar como quien sigue expectante una carrera de caballos y el caballo que va en cabeza es su caballo ganador. Se cerró el día de elecciones y quedaba una plaza disponible; yo era el primero en elegir en la segunda ronda. Os podéis imaginar el grito de alegría, salto, incluso lágrimas que sentí en ese momento. Además de llamadas, mensajes, y más llamadas a mis respectivos, amigos y compañeros de aventura. No me lo podía creer. 4 personas habían rechazado su interés por Montreal. Era casi imposible..

Todavía recuerdo la cara y la voz de Ania cuando le llamé ilusionado de que me iba con ella a Montreal y la pobre estaba triste porque le habían quitado su plaza a California. A día de hoy, estoy seguro que no se arrepiente para nada de que le quitaran esa plaza. ;-)

Mis padres estaban felices ese día. Y yo qué os voy a decir..vi como un sueño se hacía realidad ante una situación que parecía prácticamente imposible. Nunca hay que perder la esperanza.

Je me souviens..

Parece que fue ayer cuando empezó toda esta aventura. Si no fuese porque hace más de 25ºC, mi piel está un poco morena y puedo salir a la calle en sandalias y pantalón corto, firmaría a que en mi sensación temporal, sólo han pasado unas pocas semanas. Pocas han sido, en total 19 semanas. Pero muy intensas.Días completos, llenos de diferentes actividades, aventuras, viajes, estudio, risas, cenas, farras, en definitiva; intercambio.

Regreso esperando mis notas, preparando la vuelta a casa y sobre todo orgulloso y con la sonrisa bien puesta. Ahora es momento de sentarse, pararse a pensar, asimilar todo lo que ha pasado, todo lo que he vivido y experimentado. Volver a sonreír y empezar un nuevo camino. El camino post-universitario.Se presentan días de retorno, de alegría, de comidas, quedadas, cenas, abrazos, besos, y más besos, historias, anécdotas, fotos, vídeos, más fotos pero sobre todo alegría. Una experiencia de la cual, estoy seguro que nunca olvidaré. Como tampoco olvidaré la buena gente que he conocido y con la que he tenido oportunidad de convivir y disfrutar de esta aventura.No es la primera vez que me hacen esta pregunta y estoy seguro queen lo que viene encima en estos próximos días va a ser un tópico general.

¿Con qué te quedas de este intercambio?La respuesta no es fácil. Por fortuna, todo ha sido increíble. Como si de un sueño se tratara. La universidad, la ciudad, mi casa, las visitas, la situación geográfica para viajar, el cambio $/€, mis compañeros de aventura, los viajes, ¿sigo? Mejor no. Dejémoslo en un etc. para los melancólicos.

Después de meditarlo durante unos pocos instantes, no ha sido una decisión difícil, si algo de verdad me ha marcado, me ha llenado, me ha encantado y ha sido posible que todo lo demás haya sido perfecto ha sido gracias a mis compañeros de aventura y por supuesto a las nuevas incorporaciones que han ido surgiendo a lo largo de este intercambio que perdurarán en amistades para toda la vida.

Gracias Ania, Begoña, Jokin, Oscar y Pablo.

Je me souviens