Vuelta a la normalidad..

Después de haber recibido la grata visita de Beñat, la normalidad volvió durante unos días. Días de turismo, paseos, farras, compras, etc.. dan paso a días de tranquilidad, reposo y cenas en casas. El mismo viernes pasado, David, el suizo que vive con Oscar, organizó una Soirée Suisse en la que el queso suizo y las patatas cocidas no faltaron.. En mi caso, tuvieron que hacer un menú para niños dotado de carne (por cierto muy buena por aquí) debido a que no me gusta el queso. Sí, parecerá raro. Pero no me gusta el queso!! (justo justo un poco de mozzarella en pizza y ya). De pequeño, las monjas de la guardería preparaban meriendas de pan con queso. Desde el principio no sé por qué, nunca me gustó. El problema continuó cuando para poder ir a jugar, tenías que haberte terminado la merienda. Por lo que inventaba técnicas y técnicas para deshacerme de tal merienda hasta que me piyaron y me obligaban a comérmelo..


Técnicas del tipo aplastar el minibocadillo todo lo posible y meterlo en el bolsillo y aguantar con él hasta llegar a casa, tirarlo por el bater, metérmelo en el calzoncillo, etc.. Por lo visto, se enteraron no sé por qué (alguien se chivó) que nunca me comía el bocadillo. También debía de haber un enano igual que yo que tiraba por el báter el bocata pero nunca supe quién era. Lo cual implicaba que cada vez que veían un bocata en el bater, se pensaban que era mío y venga castigos..y a comer bocatas de queso!!!

Jajajajajaja!!!... La verdad que era divertido pero bueno..a día de hoy no puedo con el queso, ni con su olor, ni lo quiero ver cerca.. Mi madre se reía de mis técnicas y yo me lo tomaba con un juego, una prueba a superar cada día.. así durante varios años..jajajaja.. Así que si algún día me invitas a cenar, por favor, queso no!!

Gracias

;-)